Las llamadas pinturas antifouling o antiincrustantes evitan la fijación de algas y de otras formas de vida, pero contienen productos conocidos como biocidas, sustancias químicas que destruyen esos organismos.
Científicos en Alemania estudiaron la superficie de semillas de una especie de palmera, Dypsis rivularis, que se dispersan en las corrientes oceánicas.
"Examinamos la microestructura en la superficie de las semillas y vimos que tenían diminutas fibras que se movían constantemente, impidiendo la fijación de organismos marinos", explicó Katrin Mühlenbruch, del Centro de Innovación de Biomimética de la Universidad de Ciencias Aplicadas en Bremen.
Usando una base de silicona, los científicos alemanes crearon una superficie artificial similiar a la de las semillas, con una cobertura de fibras, que está siendo probada actualmente en el mar.
"Esto permitiría al mismo tiempo evitar daños ambientales y hacer que los barcos sean más eficientes".
Los diseños inspirados en la naturaleza tienen muchos antecedentes, incluyendo el caso famoso del ingeniero suizo George de Mestral que en 1941 creó el Velcro inspirado en los cardos adheridos al pelo de su perro. De Mestral percibió que la flor de cardo contenía pequeños ganchos flexibles que se pegaban a la felpa del tejido.
Otro ejemplo es el uso del sistema de ecolocación (a través del rebote de ondas) de los murciélagos para diseñar un bastón para invidentes.
Fuente: BBC Mundo.
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