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miércoles, 18 de febrero de 2015

Cómo ahorrar energía mientras se trabaja


En los edificios de oficinas existe un importante potencial de ahorro energético y, lo que es mejor aún, una parte del mismo es posible realizarlo sin reducir el confort de las personas y sin necesidad de grandes inversiones económicas. Es importante tener presente que no siempre un mayor consumo energético equivale a un mejor servicio. Se conseguirá un grado de eficiencia óptimo cuando el consumo y el confort estén en la proporción adecuada.

Las medidas de ahorro energético más económicas, que pueden suponer incluso un coste económico cero, son las que tienen que ver con nuestros hábitos. Gestos sencillos, como apagar la luz cuando no es necesaria, o cerrar las ventanas de las zonas comunes en invierno, no cuestan dinero y suponen siempre un ahorro de energía. En muchos casos, lo más complicado puede ser lograr acuerdos entre las personas que utilizan espacios en común, a la hora de seleccionar los niveles de temperatura e iluminación adecuados.



Por tanto, que nuestro edificio sea eficiente energéticamente hablando dependerá en gran medida del correcto uso que se haga de los sistemas de iluminación, climatización y de los equipos eléctricos de la oficina.

Todas las medidas que se proponen en los siguientes artículos constituirán los primeros pasos importantes para que la organización pueda alcanzar los objetivos de ahorro y mejora de la eficiencia energética. Pero sin la concienciación y la colaboración activa de todos los usuarios sobre las ventajas de poner en marcha estas iniciativas será muy difícil alcanzar, en la práctica, los objetivos de reducción del consumo de energía fijados.

Por todo ello, los contenidos que se reflejarán estarán orientados a impulsar hábitos responsables para reducir el consumo energético y, aunque es necesaria la concienciación y la colaboración activa de todos los usuarios, están especialmente dirigidos a responsables energéticos de edificios, responsables de mantenimiento y trabajadores en general.

Las siguientes entradas estarán relacionadas con el ahorro energético en las siguiente materias:

- Hábitos: Haz un correcto uso de los sistemas de iluminación, climatización y equipos eléctricos de tu oficina (apagar la luz cuando no sea necesaria, cerrar las ventanas en invierno, etc.). Estos pequeños gestos no cuestan dinero y ahorran energía.
- Climatización e iluminación: Estos dos sistemas suponen casi el 80% de la energía consumida en un edificio “tipo” de oficinas. Sigue los consejos prácticos aprendidos a lo largo del curso, los ahorros energéticos que se pueden obtener son importantes.
- Equipamiento ofimático: Utiliza las funciones apagar, suspender e hibernar según tu actividad en el trabajo. Procura optimizar el consumo de tu equipo y monitor y haz un uso prudente de las fotocopiadoras, impresoras, etc.
- Ascensores: Los ascensores originan un consumo de energía eléctrica y unos gastos de mantenimiento y de reparación importantes. Haz un uso moderado de éstos.
- Consumos indirectos de energía: No olvides que disminuyendo el consumo de papel, plásticos y otros materiales de oficina, se consiguen grandes ahorros energéticos en origen.
- Agua: Haz un uso responsable de ésta. Así, el ahorro energético y económico están garantizados.
- Equipamiento de gama blanca: Si tienes que comprar un electrodoméstico, no olvides consultar la etiqueta energética. A igualdad de prestaciones, la diferencia entre un electrodoméstico con etiqueta energética A y otro con etiqueta energética G puede representar un ahorro en el consumo del 50%.
- Movilidad: En desplazamientos largos, emplea el transporte público o comparte el coche. Practica la conducción eficiente y sigue el plan de transporte que propone tu Responsable Energético.


Fuente: Ministerio de Industria

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